lunes, 26 de agosto de 2013

Una reflexión sobre la disponibilidad del rol

Hace tiempo me vino a la cabeza una idea peregrina. Me di cuenta de algo: la alta disponibilidad del rol en los tiempos actuales. O lo que es lo mismo, lo fácil que es hoy día conseguir un juego de rol, y lo no tan fácil que era antes (entendiendo como “antes” principalmente la época en la que yo conocí el rol, es decir, los primeros 90).

Como parte de una comparación, esta entrada tiene algo de queja de abuelo cebolleta, de aquello de “en mis tiempos si que...” o “vosotros no sabéis como era cuando...”. Es decir, algo que detesto. Así que aclaro: ahora las cosas son como son, en mi época eran como eran, y ni por ello somos mejores los jugadores de los 90 ni peores los de ahora ni nada de nada.

Aclarado esto, sí que me gustaría dar un par de vueltas a mi idea. ¿Es cierto que para un chaval que quiera iniciarse en el rol, es más fácil hacerlo ahora? Yo creo que, siendo objetivos, es así. Dejemos a un lado el tema de los prejuicios que existían entonces y los que existen ahora, cuando la sociedad es más permisiva y abierta (en general). Centrémonos sólo en lo fácil que resultaba conseguir un juego u oír hablar del rol.

Acerca de conseguir un juego, reconozco que me da un poco de envidia la situación actual. Para empezar, hay montones de juegos que pueden conseguirse de forma totalmente gratis. Muchos son muy buenos. Y hay de todos los géneros. Por otra parte, están todos esos juegos que, sin ser gratis, ofrecen versiones reducidas o “lite” de sus reglas (y ambientaciones) totalmente gratis.

Joc nos daba mucho con lo que jugar, pero a veces "mucho" no es suficiente (impresionante foto tomada de RoleQuest)

No sólo eso, sino que alguien que decida meterse en el rol hoy día, tiene la oportunidad de disfrutar de alguno de los clasicazos (como Dungeons and Dragons o RuneQuest) de forma también gratis a través de las versiones “abiertas” que sus creadores o editores han decidido regalar al mundo (ver retroclones o SRD de RuneQuest).

Dentro de los de pago, hay juegos muy respetables por un precio asequible. En nuestra época, los manuales básicos no solían bajar del equivalente a 15 euros. Los módulos y suplementos variaban entre los 9 y 15 euros. Una cifra que resultaba inasequible para el chaval medio de 15 años que se iniciaba en el hobby. Ahí los clubes resultaban esenciales, porque te permitían tener acceso a juegos que de otra forma quizá nunca hubieras conocido, por ser muy caros, poco atractivos o por no estar dispuesto tu grupo de amigos a poner dinero en común para comprarlos porque trataban una ambientación o un sistema que no era del gusto de la mayoría.

El número de juegos en general también ha aumentado, incluyendo los gratuitos y los muy baratos. Hay de todo; juegos más serios, menos serios, más complicados, más fáciles, de cualquier ambientación imaginable. Precisamente esta superabundancia de juegos puede ser un problema. Para el que se inicia, puede ser difícil elegir. Y más difícil aún encontrar con quién jugar (o convencer al grupo de amigos para probar a tal o cual juego... recordemos cómo a veces era difícil encontrar gente dispuesta a probar algunos juegos, y eso que la oferta en nuestra época no era tan extensa). Pero son problemas que no me parecen tan graves. Hasta existen páginas como ésta de Eric Garrison con índices que pueden ayudar a seleccionar el juego, clasificándolos por temáticas.

Por cierto, que en todo lo escrito hasta el momento me refiero a usar canales legales para hacerse con los juegos. Ni hablamos del que decida usar canales más cuestionables: el acceso a rol de todas las épocas, países y ambientaciones es en ese caso casi ilimitado.

Hasta aquí la reflexión. Pero surgen ahora varias preguntas. Como colofón, me centraré en dos: si en esta época es (mucho) más fácil que en la nuestra conseguir material para jugar, ¿se juega más ahora? La pregunta, aplicable en general al mundo rolero, me parece más interesante si la circunscribimos al tema de los comienzos en la afición. ¿Juegan más los chavales al rol ahora que en los 80-90? Y si la respuesta es que no, en lugar de preguntarnos por las razones (cosa de la que se ha hablado ya mucho), podríamos plantearnos qué podría hacerse para que jugasen más.
Gente pasándolo bien sin meterse con nadie y sin gastar apenas luz.


Sobre la primera pregunta hemos pensado y hablado todos los jugadores de cierta edad. Parece claro que sí, se juega. Pero no está claro si se juega más. Más bien tenemos la impresión de que es al contrario. Hay más oferta pero parece que el porcentaje de jóvenes que juega no ha crecido en proporción. Realmente no hay datos objetivos sobre esta afirmación, pero podemos darla por válida a partir de “datos empíricos”: de los jóvenes entre los 14 y los 18 años (por poner unas edades), que conozcamos, ¿cuántos juegan o han jugado al rol, que sepamos?

Sobre la segunda pregunta, y suponiendo que esto del rol nos parece tan divertido y positivo que nos parecería poco ético que siguiese desconocido para los chavales y chavalas de las edades mencionadas, ¿qué podemos hacer para propagar este hobby?

Las respuestas posibles son muchas, y en gran medida, como siempre que aparece una cuestión que requiera realizar un esfuerzo, hay que elegir entre tomar una actitud activa o una que podríamos llamar “menos activa” (sin querer criticar ninguna de ellas).

Dentro de las actitudes “menos activas”, una de las más frecuentes independientemente del asunto al que se refieran se suele materializar en la afirmación “esto que lo haga aquél de quien sea responsabilidad”. Y no es mala propuesta, que para eso somos ciudadanos que pagamos impuestos (y no pocos). Es decir, por ejemplo: que colegios y centros educativos se informen sobre las virtudes del rol en la educación y las apliquen. Lo cierto es que no estaría nada mal que los responsables de educación, concejales de juventud, etc. (y ya de paso los medios de comunicación) hicieran el pequeño esfuerzo de informarse de forma objetiva sobre el rol y empezasen a:
- los medios de comunicación, a hablar de ellos como una opción más de ocio. Con rigor y propiedad.
- los responsables de educación, a utilizarlos para fomentar el uso de la imaginación, la resolución de problemas y otras habilidades sin recurrir necesariamente a la competitividad.


En Dinamarca los juegos de rol son un método más para educar y divertir a los más jóvenes.

En el primer borrador de esta entrada, escribí un poco sobre la segunda opción, la de tomar un papel un poco más activo. Pero por mucho que lo intenté, me parecía que lo que escribía tenía un tono de “evangelización del rol” que no reflejaba bien lo que quería expresar. Así que lo dejaré en que al menos tratemos de mantener la dignidad de nuestra afición no permitiendo comentarios que lo denigren, por ejemplo. Aunque sólo sea por respeto hacia nosotros mismos. Aquel que quiera ir un poco más lejos e intentar dar a conocer nuestra afición mediante jornadas, partidas improvisadas a conocidos o familiares, etc, merecerá todos mis elogios, claro está. Y por supuesto, aprovechemos la época en la que vivimos y procuremos disfrutar (y hacer disfrutar) de toda esa maravillosa explosión de juegos tan al alcance de nuestras manos.

2 comentarios:

Capdemut dijo...

¡Prime!
Una entrada muy interesante, aunque faltaría separar la “afición” de la “industria” dentro del rol. En los 90 el rol era jugado por mucha gente, que estaba obligada a comprar los libros por la ausencia de juegos gratis o descargables de formas poco lícitas; se jugaba y se compraba y con eso bastaba. Hoy día se juega menos, al menos en mesas, pero los roleros de entonces trabajan (algunos demasiado) y pueden comprar juegos aunque luego no vayan a probarlos, y ese afán de coleccionismo hace que aparezcan una gran variedad de productos que rápidamente desaparecen. Es un tema puramente comercial el de la disponibilidad de juegos en papel y puramente de afición el que aparezcan juegos nuevos en la red con la misma calidad que los comprados. Que se jueguen o no ya es otra historia.

Cabeza de Plomo dijo...

Muy buenas, Capdemut. ¡Gracias por el comentario! Muy interesante. No sé si estaré a la altura de contestarlo como se debe.

Es cierto lo que dices. En los 90 en general no existían muchas opciones. Es verdad que siempre existía la alternativa de las fotocopiadoras, pero aún así yo diría que no era fácil ni barato (aunque siempre saldrían más baratas las fotocopias), al menos no tanto como ahora con la descarga de juegos gratuitos. De los juegos gratis la ausencia era casi completa. Eso me hace pensar que se daban dos fenómenos resultado de ello: el primero, que muchas veces la gente con tal de jugar se apuntaba a partidas de lo que fuera (aunque no le llamase mucho la atención el juego) o se compraba, de manera más o menos resignada (esa obligación que mencionas) un juego aunque tuviese algunas sospechas sobre si le iba a gustar. El segundo fenómeno era que ya que no había juegos gratis, la gente se inventaba sus juegos (qué te voy a contar, ¿eh?) o adaptaba las reglas que tenía a su ambientación favorita.

Y tienes también razón en la separación entre "afición" e "industria" en cuanto a que muchas editoriales se han dado cuenta de que existe un mercado de compradores potenciales con suficiente poder adquisitivo y eso perpetua ciertos juegos o hace que se publiquen ciertas cosas. El mismo sector se ha dado cuenta de que ese mismo mercado lo que no tiene, como bien dices, es tiempo, y creo que por eso se ha dado tanta potencia al mercado de juegos de tablero.

Sin duda que muchos de los juegos que salen en papel o en la propia red son efímeros y no dejan huella. Sin embargo, lo que me maravilla y me hace pensar "¡qué fácil lo tienen ahora!" es, siendo sincero, más que el tema de los juegos gratis, la facilidad con la que alguien puede empezar a jugar al Dungeons and Dragons o al RuneQuest (por no hablar del montón de módulos puestos a disposición por miles de fans de todo el mundo) visitando un par de enlaces y sin gastar un euro.

Por cierto, que el "hambre" que se pasó en los 90 puede estar también detrás del afán de acaparar viejos libros obtenidos en eBay (o PDFs obtenidos quién sabe dónde) que agobia a algunos de nosotros...

Tema complejo e interesante éste...

Un saludo
Cabeza de Plomo